lunes, 24 de marzo de 2014

El peso del tiempo.

Es imposible contar el paso del tiempo en segundos, minutos, horas, días, semanas o meses, simplemente porque hay personas que me han robado años con un solo beso.
O personas que al irse se llevan media mida tuya, como un abuelo. 
El tiempo no es nada, la cuenta atrás, la forma que tiene la vida de medir la intensidad de un instante que puede llegar a durar eternidades, o segundos.
El tiempo pasa, pero no pesa, lo que pesan son los momentos y estos dependen de la intensidad del sentimiento, del beso a tu primer amor, del último abrazo a tu abuelo, o el te quiero de buenas noches a tu madre, cada uno tiene su valor.
Cuando te digan aprovecha el tiempo diles que no, que no sean estúpidos, que aprovechen los momentos, que el tiempo no es nada, los instantes, las oportunidades.
Que al hacernos mayores no cargamos con los años a la espalda, sino con los momentos vividos, los recuerdos, las cicatrices que hemos acumulado en nuestra piel, en la piel que rodea el alma.

¿Y qué es la vida? Si no es más que una película hecha de momentos, donde las tomas falsas no se recortan y se incluyen entre las tomas buenas, de por medio.


¿Qué es la vida? Simplemente vivir, sentir y morir.

jueves, 13 de marzo de 2014

No sabes lo que te estás perdiendo.

Quizás no tengo los ojos más verdes, ni más azules, pero son los ojos que te van a desnudar con más dulzura, los que te van a mirar con más sinceridad que cualquier otro, los que te van a arropar con más calor, los que se van a clavar en lo más profundo de tu alma y los que van a decirte más palabras que cualquier boca.
Quizás no tendré los labios más gruesos y carnosos, pero ningunos se agarrarán a tu piel con más cariño que ellos, ningunos te contarán los besos que tienes entre el cuello y la cintura con más precisión y ganas, ningunos te besarán los buenos días con más ganas, y los malos igual.
Y sí, que puede que mis dientes no sean los más blancos, ni los más bonitos, pero te aseguro que ninguna sonrisa brillará más que la mía al tenerte entre mis brazos, ni te comerán a bocados el cuello todas las mañanas para que saques los tuyos a lucir.
Que mi nariz no será la más bonita, pero te aseguro que no habrá una respiración que esté más atada a la tuya cada vez que te haga el amor, ni nadie te va a dar los besos de esquimal con más amor que la mía.
Que mis manos no serán las más suaves, pero te van a acariciar de la forma más delicada que te hayan rozado el alma a través de la piel. Van a tocar tu cuerpo al ritmo de tus latidos, de tus jadeos, de tus gemidos.
Y que mis brazos no serán los más fuertes, pero nadie te abrazará con más fuerza que yo, ni te van a durar los abrazos de nadie más que los míos. "Hasta que nos volvamos a ver, eh"
Quizás mi pecho no será el más musculoso, pero te aseguro que será el mejor sitio en el que dormirte cada noche, donde planear futuros que no sabemos si se van a cumplir, y fantasear sobre nuestro futuro.
Y mis piernas no serán las más largas, ni las más fuertes, pero correré como nadie al verte para abrazarte y comerte a besos.
Que no seré mucho, pero puedo dártelo todo. Que seré un desastre que no se sabe ni cuidar de sí mismo, aunque contigo todo sea diferente. Que no valdré mucho, pero puedo hacerte feliz. Que te quiero con más amor y rabia que todos esos cabrones, que yo también quiero hacerte el amor como ellos, pero después no me voy a ir.

lunes, 10 de marzo de 2014

He perdido el hilo.

He perdido el hilo de mi vida,
y el problema es que tú eres el alfil
que se clava en mis labios y me los cose a besos.
El hilo que aguanta mis pedazos,
los del corazón,
para que no se me caigan por cualquier bar
donde ahogue penas y recuerdos.
Que a mí estas modas de los rotos no me van,
y menos teniendo aguja e hilo para arreglarlo.
Que con los pantalones rotos
se me ven los descosidos de la piel,
rasgada por tus manos
que antaño andaban paseando entre mis piernas.
Que las carreras de tus medias han perdido la gracia
desde que no son mis uñas las que corren por ellas.
Y yo ya soy un caso perdido,
no hay aguja que arregle este descosido,
ni letras que curen tus heridas,
ni las miradas que se me han perdido
buscándote en el fondo de alguna copa.
Hasta mi corazón ha tirado la toalla,
cansado de esperar una aguja
que no duela al coserme las heridas.

lunes, 3 de marzo de 2014

Tratado de guerra.

¿Dónde quedó nuestro tratado?
Aquél tratado de guerra en el que prometiste bombardearme a besos todos los domingos.
De tomar las armas el sábado noche y todas las copas que nos hiciesen bailar como locos despreocupados, hasta las de los árboles.
¿Dónde quedó lo de picarte hasta acabar firmando la paz a besos por tu espalda?
¿Y todas las trincheras pendientes en tu cama? 
Las de cinco minutos más un lunes por la mañana, pero no durmiendo, besándonos los buenos días.
¿Quién me va a reventar el corazón a miradas con el 'no te vayas' grabado a fuego?
¿Ahora quién me va a desgarrar la piel con sus bellos de punta después de los te quiero flojitos al oído?
¿Quién me va a declarar la guerra gritando más fuerte que tú diciéndome un te quiero desde la otra punta de la estación?
¿O quién me va a doler más que mil golpes tan solo con faltarme su calor arropándome, eh?
Ni Hiroshima ni Nagasaki, tú destruyes más que las armas nucleares, es más, eres un arma de destrucción masiva, hasta el punto de que ya no hay pedazos en mi corazón, es todo polvo.
Y que he visto miradas tuyas morder más fuerte que balazos en la pierna.
Me rasgabas más fuerte la espalda en cada madrugada juntos que mil cortes de cuchillos, y me escocías más que echar limón a la herida.

¿y ahora qué? dime, ¿quién me hundirá el pecho a te quieros? ¿quién me matará a miradas de te echo de menos? ¿quién me rasgará la espalda a arañazos de noche loca y desenfrenada? ¿quién hará de mi corazón Hiroshima y Nagasaki?

Dime, ¿ahora quién me hará la tercera guerra mundial?